1- ¡Ay, los refranes!
La asamblea calló; ni un aleteo turbaba la tensa espera de las profundas palabras del orador. Pero el buitre sólo dijo “Graaajjjjj”, como siempre, a pesar de que se había comido la sabia cabeza del hechicero muerto. Moraleja: Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
***
-¿Qué hago? – se preguntó- Tengo tanta sed… Pero, todavía es de noche. ¿Será mucho madrugar mientras es de noche? Porque, aunque Dios me ayude si madrugo, no habrá amanecido; me perderé buscando el abrevadero y terminaré bebiendo el agua turbia.
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