Acqua Gym
A partir de un desafío de Literautas. No usar la letra "t"
—No es
una obligación; es un desafío... pero... ¡Maldición!
Cuando leyó la consigna que abolía aquel grafema,el que no deberá usarse nuca más, se arrancó los pelos, y se puso a pensar cómo hacer para eludirlo y armarse una buena reserva de palabras que no precisaran de ese signo.
Para comenzar, Don Google le informó que la susodicha era la vigésima primera del abecedario; de ahí en más, a los fines que hubiere lugar, se llamaría "La 21". Además, había decidido escribir siempre, en una conocida página cuyo nombre no era posible escribir sin recurrir a "La 21". Ah, sí: la llamaría "Lii-e- aw",con resonancias chinas, decidió.
Feliz por su viveza se fue a la clase de Acqua Gym; ideal para personas mayores de 60, especial para mujeres achacosas de reumas y dolores varios; y amenazadas de obesidad, por si fuera poco. Nunca había aprendido a nadar; pero cada semana cobraba confianza y se hallaba más ágil día a día. Y se había hecho de varias amigas nuevas. En la cálida piscina ensayó pasos, flexiones, giros,a la voz de la jovencísima coordinadora: — Brazos arriba, rodillas a la panza. ¡Cómo se ríó al pensar en las palabras que había logrado eludir! — Bien - se dijo; ejercicio para músculos y neuronas. La profe cambió la música de fondo y dio una nueva consigna: —En un solo pie cada vez; no pisar.el fondo.
—Bum, bum bum; música bolichera - señaló una de sus compañeras — qué fea.
Cuando leyó la consigna que abolía aquel grafema,el que no deberá usarse nuca más, se arrancó los pelos, y se puso a pensar cómo hacer para eludirlo y armarse una buena reserva de palabras que no precisaran de ese signo.
Para comenzar, Don Google le informó que la susodicha era la vigésima primera del abecedario; de ahí en más, a los fines que hubiere lugar, se llamaría "La 21". Además, había decidido escribir siempre, en una conocida página cuyo nombre no era posible escribir sin recurrir a "La 21". Ah, sí: la llamaría "Lii-e- aw",con resonancias chinas, decidió.
Feliz por su viveza se fue a la clase de Acqua Gym; ideal para personas mayores de 60, especial para mujeres achacosas de reumas y dolores varios; y amenazadas de obesidad, por si fuera poco. Nunca había aprendido a nadar; pero cada semana cobraba confianza y se hallaba más ágil día a día. Y se había hecho de varias amigas nuevas. En la cálida piscina ensayó pasos, flexiones, giros,a la voz de la jovencísima coordinadora: — Brazos arriba, rodillas a la panza. ¡Cómo se ríó al pensar en las palabras que había logrado eludir! — Bien - se dijo; ejercicio para músculos y neuronas. La profe cambió la música de fondo y dio una nueva consigna: —En un solo pie cada vez; no pisar.el fondo.
—Bum, bum bum; música bolichera - señaló una de sus compañeras — qué fea.
— Yo prefiero salsa. — Yo, corridos. — Yo,
la Marcha de San Lorenzo.
Chillaban encaprichadas como si fueran nenas de Jardín y
no señoras maduras y bien educadas. La presión del grupo llevó al cambio de
música: —Ahhh, Juan Luis Guerra...Bieenn
— Buena jornada: gimnasia, paciencia, seguridad en mí misma
y dominio del abecedario - pensó. Y de nuevo, medio nadando, medio brincando,
aferrada a los cilindros y mancuernas de polies (uuu... casi dijo)
"gomaespuma", volvió a brindar por sus habilidades físicas y lógicas.
Iba saliendo de la piscina
cuando observó que ya no le dolían sus maldiciones: ni el dedo gordo del pie
izquierdo, ni la rodilla derecha; y que no se había hundido como le pasaba con
frecuencia.
— Bien; creo que hoy
hice un nuevo record en mi cruzada
anTimaldiciones.
Y ahí mismo, cuando vio a
"La 21" en medio de lo que acababa de pensar, largó una carcajada. En
realidad, ¿a quién le preocupaba "La 21"?
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